Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Liliopsida
Subclase: Liliidae
Orden: Asparagales
Familia: Orchidaceae
Subfamilia: Epidendroideae
Tribu: Cymbidieae
Subtribu: Cymbidiinae
Género: Cymbidium
El origen de las orquídeas Cymbidium está en África, Asia tropical y Australia. En la naturaleza las Cymbidium pueden ser epifitas o terrestres, aunque las que se suelen vender como planta de interior son epifitas. Son sumamente apreciadas por su forma, color, duración y, en algunos casos, fragancia.
Las orquídeas Cymbidium se pueden dividir en dos grandes grupos, las denominadas normales y que pueden alcanzar un diámetro y altura considerable (hasta 1 metro de diámetro) y las consideradas miniaturas, que suelen ser orquídeas creadas a partir de híbridos.
Sus largas y finas hojas emergen a partir de unos pseudobulbos redondeados, que crecen de forma horizontal formando un nuevo brote cada año a partir de un corto rizoma. Estos brotes dan origen a dos tipos de tallos, los que nos van a ofrecer una vara floral, y de los que se desarrollará un nuevo pseudobulbo.
Las flores de estas orquídeas son las más duraderas de toda la familia y su coloración puede combinar los colores: verde, amarillo, rojo, rosa, marrón y blanco. Si no se cortan de la planta, las varas florales pueden durar 10 o más semanas.
Su período de floración abarca desde septiembre a enero y se produce una sola vez al año (puede producirse en pleno invierno).
Necesita mucha luz. Tolera el sol directo fuera de las horas centrales de mayor radiación.
Las temperaturas han de estar entre 23ºC y 30ºC en el verano y entre los 10ºC y los 15ºC en el otoño. Para estimular la aparición de las varas florales, debe haber una diferencia de temperatura de unos 10ºC entre el día y la noche. Durante la floración se aconseja una temperatura lo más constante posible alrededor de los 20ºC. Pueden ubicarse en el exterior, evitando heladas o temperaturas extremas.
No son exigentes respecto al nivel de humedad ambiental. Con un 50% de humedad pueden vivir relativamente bien siempre que la temperatura no sea elevada. En este caso proceder a pulverizaciones sobre las hojas.
Los riegos han de ser abundantes durante los períodos de mayor calor (primavera-verano), procurando que el substrato no quede nunca totalmente seco pero, al mismo tiempo, evitar encharcamientos.
En primavera y verano hasta principios de otoño, cada semana o cada dos semanas.
Necesita un substrato con un buen drenaje y que no produzca encharcamientos o compactación. La base suele ser de corteza de pino o abeto y musgo.